Aunque apreciamos enormemente y disfrutamos de lugares como la Catedral, los reales Alcázares, el barrio de Santa Cruz o la plaza de España, la ciudad de Sevilla ofrece mucho más para los amantes de la Historia.
Las visitas culturales de Sevilla fuera de los senderos habituales nos llevan a barrios tradicionales menos frecuentados por el turismo como la Macarena o la Alameda, iglesias barrocas escondidas, palacios donde volvemos a tiempos pasados o monasterios que guardan secretos entre sus muros. Son visitas culturales de Sevilla más originales que enriquecen nuestro conocimiento y nos aportan otros puntos de vista.
Hoy presentamos uno de estos monasterios. Está a pocos kilómetros de Sevilla, a unos 7 km dirección noroeste en la histórica Ruta de la Plata y ofrece historia y leyenda. Y también una historia de aventuras del siglo XVI digna de El nombre de la rosa, la famosa novela de Umberto Eco y luego película de los 90′ con Sean Connery.
Aquí tenemos a dos monjes que se enfrentaron a la Inquisición al intentar traducir la Biblia al castellano, actividad prohibidísima por aquel entonces. Te cuento su historia en este vídeo de producción propia de unos 5 minutos.
Pero San Isidoro del Campo es mucho más. Sigue leyendo sobre nuestras visitas culturales de Sevilla distintas y originales.
El gran retablo del Montañes
A Juan Martinez Montañés, escultor de Jaén afincado en Sevilla en el siglo XVII lo llamaron “el dios de la madera” por la gran calidad de sus esculturas en este material. Sus obras de gran naturalismo y perfección anatómica son sobre todo religiosas. Pretendían mover a la piedad y al cristianismo en sus espectadores, pero además sus cristos y santos reproducen el cuerpo humano como pocos artistas lo habían hecho hasta entonces.
Para san Isidoro del Campo, puesto que la orden era la de los jerónimos, le encargaron un retablo con su santo patrón de protagonista: San Jerónimo.
Este santo vivió en el siglo IV y fue penitente y gran estudioso. Fue el primer traductor de la Biblia del griego y hebreo al latín, es la conocida como la Vulgata. Se le suele representar también con vestimenta roja de cardenal, capa y sombrero, ya que se dice que tuvo este cargo en la Roma de principios del siglo V.
Volviendo a nuestro retablo, San Jeronimo ocupa la hornacina central. Relieves laterales representan la Adoración de los Reyes y la Adoración de los Pastores. Hay también esculturas de los santos Juanes y a ambos lados del retablo las figuras orantes de Don Alonso y Doña Maria Coronel, mecenas del monasterio. Hablemos un poco de ellos.
¿Por qué hay dos iglesias?
El monasterio lo fundo Alonso Perez de Guzmán, conocido como Guzmán el Bueno, insigne caballero, militar en la reconquista y terrateniente. Dejó escrito en su testamento que la iglesia donde seria enterrado solo lo seria para él y su mujer. De tal manera su hijo Juan Alonso decidió hacerse otra iglesia al lado, similar, donde pudiera tener su sepultura junto a su familia.
Ambas iglesias están separadas por unos 50 años en su construcción con lo que ambas pertenecen al estilo gótico característico del siglo XIV. Sus bóvedas nervadas lo revelan.
Sin embargo, como es habitual en la arquitectura medieval andaluza, no se olvidó la influencia árabe, es lo que se ha dado en llamar estilo gótico-mudejar.
Así la portada exterior del monasterio esta hecha en ladrillo, que no en piedra, y tiene una bicromía muy relacionada con la arquitectura musulmana. Para ver más decoración mudéjar y además de primer orden, tendremos que salir al claustro.
Los claustros del monasterio
Un claustro es un tipo de patio que en sus cuatro lados está rodeado por galería porticada con arcos que descansan en columnas. Se encuentra a continuación de una de las naves laterales de una catedral o de la iglesia de un monasterio. La idea del claustro es de recogimiento. El patio está con frecuencia ajardinado y en el centro hay una fuente o un pozo. La palabra viene del latín claudere, con el significado de «cerrar». También llamado «clausura».
No puede faltar un claustro en los conventos y el de nuestro monasterio de hoy recibe el nombre de Claustro de los Muertos, ya que allí se enterraban los monjes que no tenían derecho a estar dentro de la iglesia, como hemos visto exclusiva para el noble fundador.
Este claustro esta excepcionalmente bien conservado. Sobre todo los frescos que decoran sus paredes y que datan del siglo XIV. Son dibujos geométricos a base de estrellas de ocho puntas pero también encontramos bellos motivos vegetales ornamentales.
No es el único claustro. Al lado hay otro mas pequeño recibe el nombre de los Evangelistas por la decoración de sus muros. Además de los evangelistas están pintados una serie de santos en frescos que datan del siglo XV. Y en un lateral tenemos una interesante alegoría del Árbol del vida, en que la vida se representa por una nave atacada por ratas, símbolo del mal que acecha. El mástil del barco es un árbol y en él están Cristo y los santos. Las almas de los cristianos serán o bien salvadas o bien arrojadas al mar infernal según sus actos.
Sobre este claustro se situaba la Hospederia del monasterio, actividad importantísima, teniendo en cuenta su posición a la entrada de Sevilla y en plena ruta de la Plata, una de las vías mas frecuentadas de la Peninsula. Por la via de la Plata se llegaba a Santiago de Compostela, con lo que podemos imaginar el trasiego de todo tipo de gentes que pasaba por este monasterio.
Como podéis imaginar es un placer pasear por estas estancias, prácticamente en soledad y disfrutar de las visitas culturales de Sevilla.
La leyenda de San Isidoro de Sevilla
El monasterio, como ya sabemos, era de jerónimos, orden intelectualmente muy preparada. Pero esta actividad del estudio también está muy relacionado con el propio nombre del monasterio: San Isidoro. El patrón del monasterio daba a los monjes un excelente ejemplo a seguir.
San Isidoro de Sevilla fue un arzobispo e intelectual de época visigoda. Su principal obra, las Etimologías, serán fundamentales para la Edad Media europea. Según la tradición San Isidoro murió y fue enterrado en una ermita donde siglos después sería edificado nuestro monasterio.
Aunque los restos del santo sevillano serían llevados a León en el siglo XI, en el monasterio tenemos como recuerdo legendario un brocal de pozo tras una reja que habria llevado a San Isidoro a meditar sobre la cuestión del estudio. La piedra está gastada por uno de sus lados y la acompaña una inscripción que dice gutta cavat lapidam, es decir “la gota (de agua) cava la piedra”. Hace referencia al estudio constante que consigue grandes resultados aunque al principio parecía imposible.
Si queréis saber más: Sobre la figura de San Isidoro podéis ver el video de Historia de Sevilla: Los visigodos https://youtu.be/T6EJRzs0XIg
En Sevilla podemos visitar el Centro del Mudéjar en el céntrico palacio de los Marqueses de la Algaba. informacion y horarios aqui: https://www.juntadeandalucia.es/cultura/agendaculturaldeandalucia/evento/visita-al-palacio-de-los-marqueses-de-la-algaba-centro-mudejar-0